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Los cosacos. Del comienzo a la Segunda Guerra Mundial [I]: evolución histórica

Los cosacos de Hitler” se basa en un hecho histórico. El destino trágico de los refugiados cosacos a los que desplazaron a varios sitios para, por fin, llegar a Lienz, tal y como explica Valérie Lemaire en la entrevista que publicamos.

¿Qué significa “cosacos“?

Originalmente, el término cosacos” describe en realidad una categoría de individuo, un tipo de combatiente y no un pueblo o una comunidad. Se trata de un “errante, de un hombre “sin ataduras”, un mercenario nómada, susceptible de poner su arte de la guerra al servicio de príncipes o soberanos.

Los cosacos, foto en blanco y negro

Primeras comunidades de cosacos: siglo XV

Los pioneros se constituyen en las estepas de Ucrania. Son étnicamente muy heterogéneas: muchos eslavos, pero también herederos de antiguas tribus como los cumanos o los alanos, tártaros o incluso caucásicos del norte. Reputadas por su fuerza física, sus cualidades ecuestres excepcionales y sus armas características, estas comunidades van a implantarse con el paso del tiempo desde el sur de Ucrania hasta el norte del Cáucaso y hasta Siberia.

A principios del siglo XVI

Se instalan en la región del Don. Mientras que hacia mediados del mismo siglo, algunas se establecen en las inmediaciones del Térek y los montes Urales. Paralelamente, en el Dniépr en Ucrania, una comunidad cosaca importante ve la luz: los zaparógos.

También a partir de esta época se pueden diferenciar a los cosacos en función de su autonomía respecto a un poder central.

Algunos están a sueldo de un soberano, vigilan sus fronteras y frenan posibles invasores. Se les retribuye en especie o en efectivo, disfrutan de privilegios más o menos grandes, pero son vasallos, dependientes del señor feudal. Es el caso por ejemplo de los cosacos del Don, que dependen del príncipe de Moscovia, o de los cosacos de Ucrania, que se subordinan a la República de las Dos Naciones (Estado lituano-polaco).

Otros son totalmente independientes y no tienen que rendir cuentas a ninguna autoridad, como los cosacos zaparógos. Estas comunidades, convertidas en sedentarias, comparten, pese a sus diferencias, instituciones parecidas: un consejo que nombra y revoca a su jefe, al que llamán atamán, así como a sus oficiales superiores, los esaúles.

Los cosacos viven esencialmente de los botines de la guerra, la pesca y la caza, con menos frecuencia de la agricultura.

A principios del siglo XVIII

Las relaciones entre las comunidades cosacas y los Estados centrales van a deteriorarse hasta la supresión de sus privilegios y de su autonomía por parte del Imperio ruso, que desde Catalina II tiene el dominio de la mayoría de los territorios donde están establecidos.

Pérdida de autonomía no significa por ello desaparición. Militarmente hablando, las fuerzas cosacas se integran en el ejército ruso y forman un cuerpo de élite esencialmente compuesto por unidades de caballería. Desempeñan un papel considerable en las guerras contra Napoleón o en las que enfrentan a Rusia con sus vecinos por la dominación del Cáucaso durante el siglo XIX.

De hecho, durante estas campañas caucásicas los cosacos hacen suyos equipamientos y uniformes locales: la tcherkessa, largo abrigo oscuro sin cuello acornado en el pecho con gazyrs, cartucheras características; la bechmet, camisa de cuello ascendente; la chachka (el sable) y el kindjal (la daga); el burka, capa de pie de cabra, la papaja o la kubanka (cofia). También de estas poblaciones toman la djiguitovka, conjunto de pruebas ecuestres que todos los ejércitos cosacos acabaron practicando, disciplina a medio camino entre el entrenamiento militar y el juego de habilidad.

A principios del siglo XX

El Imperio ruso cuenta con casi 5 millones de cosacos repartidos en once ejércitos (voiskos). uténticas castas hereditarias, de las que más importantes son las del Don, Kubán, Urales, Oremburgo y Terék, que agrupan el 85% del continente. Están bajo el mando de un feldatamán que no es otro que el zarévich, el heredero del trono. Se induce a todo hombre de más de 18 años a servir al zar durante 18 años. Empieza por hacer una instrucción trienal, esencialmente en el seno de su comunidad. Luego, durante 4 años, se incorpora a un regimiento.

Al cabo de este plazo puede regresar a casa, pero durante otros 4 años pueden convocarlo constantemente y debe efectuar a menudo periodos de servicio. En el transcurso de los 4 años siguientes, el recluta ya no debe hacer más que algunos llamamientos a las armas. Por fin, se vuelve reservista durante 5 años y ya no pueden movilizarlo más que en caso de guerra.

A cambio, el cosaco disfruta de privilegios colectivos e individuales. Entre ellos, el derecho de tener una parcela de tierra cultivable cuyo tamaño fluctúa según la importancia de su función y de su grado.

Primera Guerra Mundial

Alistados en la Primera Guerra Mundial, los cosacos constituyen una parte importante de las tropas imperiales: 165 regimientos montados, 54 baterías de infantería, 30 batallones a pie y 119 sotnias (unidades de 100 hombres) sin contar los muy ilustres regimientos al servicio de la guardia imperial encargados de la protección personal del zar y su familia.

Permanece atento a nuestras próximas entradas de blog para saber más sobre la historia de los cosacos y consigue Los Cosacos de Hitler.

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